Música cinematográfica

Eugen Doga

El debut de E. Doga como compositor para el cinema tuvo lugar en 1967 en la película de George Vode “Se necesita un portero” basado en la famosa obra “Ivan Turbinke”. Ese lindo cuento requería una buena interpretación y el compositor principiante cumplió con la tarea maravillosamente.

En el período entre los 1960 y los 70, E. Doga compuso la música casi para mitad de todas las películas hechas por el estudio Moldova-film. Hasta en el estudio decían en broma que ya tocaba cambiar el nombre del estudio por “MolDoga-film”. En 1969 Eugen Doga compuso la música para varias películas: “La boda en el palacio” (Vlad Ioviue), “Solo en frente del amor” (George Vode), “Diez inviernos en un verano” (Valeri Gadgiu) y para el dibujo animado “El monedero con dos monedas” (Anton Matera).

Es importante subrayar la contribución de E. Doga al desarrollo de los dibujos animados moldavos. Él compuso música para tales dibujos animados como “La cabra y los tres cabritos” (1968), “El secreto de LCU” (1974), “El escritorio de Gugutse”  (1975), “Gugutse el cartero” (1976), “Maria, Mirabella”  (1980), “Los niños, el solесito y la luz” , “Paren el tren” (1982), “La rosa que sabía enrojecerse” (1982) y muchos más.

No obstante, la película “Los lautares” (1971) fue el verdadero examen de su madurez. Esa música fue creada a base de los mejores perlas del folklore musical moldavo. Precisamente por esta película empezó la colaboración creativa del guionista E. Lotianu y el compositor E. Doga. Con la película “Los lautares” los autores ganaron el premio “Concha de plata” en el Festival Internacional de Cine en San Sebastián (España, 1972).

Y la película “Los gitanos se van al cielo” (1976) fue el debut de E. Doga en el estudio Mosfilm. Esta película ganó el gran premio Concha de Oro en el Festival Internacional de Cine en San Sebastián (España, 1977). Simultáneamente con su labor para la película “Los gitanos se van al cielo” Eugen Doga trabajaba en la película “Kishineu... Kishineu”, para la cual él compuso la canción “Mi ciudad blanca” basada en el poema de V. Lazarev. Hoy en día esta canción es el himno de Kishinev y su melodía sirve como música del reloj principal de la torecilla del ayuntamiento de la ciudad.

En su vida el autor ha tenido que lidiar con tareas muy distintas.

La manera nacional y el estilo de música cual él crea son muy variados: moldavo, gitano, polaco, ruso, yugoslavo, latinoamericano, afgano, ucranio y chino. E. Doga conoció bien el folklore chino cuando colaboraba en la película “En el sendero de Murom” (1993, guion de F. Petrukhin). El compositor creó una serie completa al estilo chino. 

Las famosas canciones “Codras moldavos” (1968), “Soñé con el sonido de la lluvia” basada en el verso de V. Lazarev (1975), “La primavera es coetánea al amor” basada en la poesía de I. Reznik (1977), “Balada sobre Tania Savicheva” basada en el verso de V. Gin (1977), “Todo empezó por el amor” basada en el poema de A. Demientiev y otras se convirtieron en crónica musical de la historia de Moldavia y Rusia. 

Y, durante la colaboración con los directores polacos B. Poremba y Moslyanovich, Eugen Doga aprendió las características de la música polaca. En los últimos años, el maestro comenzó a escribir mucha música en el estilo de las romanzas rusas del pasado. Al mismo tiempo, el compositor ha utilizado en varias ocasiones los archivos de música de Lefortovo, que almacenanunas muestras únicas de obras en diferentes estilos, las que durante décadas no ha tocado la mano del hombre. Precisamente eso le facilitó al compositor el trabajo para una película sobre la famosa cantante rusa Anastasia Vyaltseva y el poeta nacional Alexei Koltsov.

La "tarjeta de visita" del compositor es su famoso valse compuesto para la película "Mi dulce y tierna bestia" (1978). Hoy en día, esta melodía suena a diario no sólo en los palacios de boda, sino también en los pasajes subterráneos y las estaciones de metro; a menudo se utiliza en la coreografía de ballet y danza, también lo usan los atletas, por ejemplo en el campo del patinaje artístico. Es cierto que por su popularidad en la radio y en las salas de concierto este valse seguramente puede ser presentado al Libro Guinness de los Récords.